El juguete, además, es bastante potente: según las especificaciones de la empresa, tiene hasta 64 GB de capacidad, con un procesador Apple de 1 GHz, la pantalla te da una resolución de 1024x768 píxeles (la misma que el ordenador de mi casa desde donde escribo esto, por ejemplo), tienes WiFi y 3G para conectarte al mundo desde donde quieras, te reproduce formatos de sonido y vídeo de (casi) todo tipo y condición, la batería le dura 10 horas a todo trapo... incluso la pantalla es capaz de cambiar su orientación detectando si tienes el trasto agarrado en horizontal o en vertical... sólo le hace falta integrar en algún compartimento una navaja suiza, aunque seguro que entre sus accesorios la acaban sacando.
Y sin embargo, me da a mí que con este cacharro el señor Jobs y compañía se van a comer los mocos. ¿Por qué? Por lo de siempre: aunque os digan lo contrario, el tamaño importa. Un iPod te lo puedes guardar en un bolsillo, un portátil lo llevas en un maletín y sólo cuando te hace falta (por ejemplo cuando vas a currar), no constantemente. Este aparato se lo han planteado como un dispositivo de ocio, como un sustituto de las videoconsolas portátiles, como un lector de libros electrónicos que puedas llevar por la calle... pero mide casi 25 cm de alto y casi 19 de ancho. Y pesa más de medio kilo. Imaginaos intentar leer la edición de Sevilla del ADN en el metro en hora punta con eso. Imaginaos pasear con ese trasto, que con suerte a alguna señora le cabe con estrecheces en el bolso, por según qué barrios.
Igual meto la pata, pero creo que salvo los incondicionales de la marca, que siempre los hay, pocos se van a gastar los casi 500 € que de momento vale el iPad este...